En todas partes del mundo la aparición de los enclaves fortificados a hecho más fuerte la relación de la sociedad altamente segregada y espacialmente lo cual lleva a la alteración del espacio público. Los enclaves fortificados tienden a privatizar lo público, tienen una mayor seguridad y por ende vigilancia a todas horas, este fenómeno se justifica a partir del aumento de la violencia en las calles. En las ciudades fragmentadas por enclaves fortificados, es difícil mantener el principio de apertura y la libre circulación que han sido de los más importantes valores de la organización de las ciudades modernas.
En vez de trabajar con los conflictos que suscita la interculturalidad, se propicia la separación entre los grupos mediante muros, rejas y dispositivos electrónicos de seguridad. Estudios antropológicos recientes muestran el peso que tienen en la construcción de las segregaciones urbanas, junto a las barreras físicas, los cambios en hábitos y rituales, las obsesivas conversaciones sobre la inseguridad que tienden a polarizar lo bueno y lo malo, a establecer distancias y muros simbólicos que refuerzan los de carácter físico (Caldeira 1996).
En investigaciones sobre los cambios en las prácticas de consumo cultural de la ciudad de México registramos un proceso de desurbanización, en el sentido en que en los últimos años disminuye el uso recreativo de los espacios públicos. Esto se debe en parte a la inseguridad, y también a la tendencia impulsada por los medios electrónicos de comunicación a preferir la cultura a domicilio llevada hasta los hogares por la radio, la televisión y el video en vez de la asistencia a cines, teatros y espectáculos deportivos que requieren atravesar largas distancias y lugares peligrosos de la urbe. Puede que no sea tan radical esta cuestión pero si es claro que ha disminuido la visita a estos sitios.
En el distrito Federal, México, estas formas de fortificación están, creo yo, en primer nivel, porque se esta iniciando con el cierre de las calles, de tal forma que ya no cualquier habitante de esta ciudad puede transitar sobre ese espacio público apropiado por otro habitante, entonces hay una paradoja ya que unos piensa el espacio público es público por lo tanto es de todos o el espacio público es público por lo tanto es mío. Se dan principalmente en las zonas residenciales, por mencionar algunas Jardines del pedregal, las Águilas, fuentes del Pedregal, Santa fe, entre otras. Sin embargo no es tan radical como en San Paulo o los Ángeles porque aquí en México todavía hay una dependencia o hay una relación en los servicios que ofrecen la zona popular a la residencial como las Escuelas, Farmacias, hospitales, etc.
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